
El gobierno británico ha presentado planes para una reforma integral de su proceso de apelaciones de asilo, respondiendo a las crecientes tensiones en torno a la acomodación de refugiados y a un número récord de solicitudes. Este anuncio se produce en medio de protestas que estallan en todo el país, donde grupos de extrema derecha y activistas antirracistas chocan por el uso de hoteles para albergar a solicitantes de asilo [1].
Las reformas propuestas se centran en la creación de un nuevo organismo independiente para acelerar las audiencias de los casos de asilo, con el objetivo de abordar el considerable retraso en el sistema actual. Este desarrollo surge tras recientes reveses legales para el gobierno, incluyendo una decisión del Tribunal Superior que rechazó la intervención del Ministerio del Interior en el controvertido caso del hotel de asilo en Epping [2].
Las manifestaciones se han intensificado en todo el Reino Unido, con grupos opuestos enfrentándose en actos que giran en torno a los hoteles que albergan a solicitantes de asilo. Activistas antirracistas se han movilizado para contrarrestar a los manifestantes de extrema derecha que se oponen al uso de hoteles por parte del gobierno como alojamiento temporal para refugiados [3].
La situación ha llamado la atención internacional, con medios franceses informando que el Reino Unido está bajo una presión sin precedentes en su sistema de asilo. Según Le Monde, la respuesta del gobierno británico llega en medio de cifras récord de solicitudes de asilo y tensiones sociales crecientes [4].
El exponente del Brexit, Nigel Farage, ha avivado aún más el debate al proponer medidas controvertidas, incluyendo lo que él llama "deportaciones masivas" de migrantes. Su intervención ha sumado leña al fuego en el ya acalorado discurso político sobre las políticas de asilo del Reino Unido [5].
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