
Se llevará a cabo una reunión diplomática de alto nivel entre el ex presidente de EE. UU., Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin, en Alaska, en medio de la guerra de drones que continúa entre Rusia y Ucrania. Esta cumbre llega en un momento crucial, ya que Rusia enfrenta crecientes presiones económicas debido a las sanciones occidentales y la caída de los ingresos petroleros [1].
Los medios estatales rusos ya están alabando la próxima cumbre como un posible punto de inflexión, con comentaristas pro-Kremlin sugiriendo que podría llevar al levantamiento de las sanciones occidentales y a un cambio en las relaciones diplomáticas [2]. Sin embargo, esta retórica optimista contrasta marcadamente con la realidad económica de Rusia, que enfrenta un crecimiento desacelerado y crecientes déficits presupuestarios bajo el peso de las sanciones internacionales.
El ambiente diplomático se mantiene tenso, con Rusia y Ucrania llevando a cabo importantes ataques con drones entre sí [3]. Estos intercambios militares continúan incluso mientras se mantienen abiertos los canales diplomáticos, lo que resalta la complejidad de las posibles negociaciones de paz.
El vicepresidente JD Vance ha subrayado el papel central de Trump en cualquier proceso de paz potencial, afirmando que solo el expresidente puede determinar el momento de un encuentro entre Putin y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky [4]. Esta postura pone de manifiesto el delicado equilibrio de poder en los esfuerzos diplomáticos en curso.
- La economía rusa empieza a tambalearse
- El encuentro Trump-Putin en Alaska visto por los propagandistas rusos: «La influencia del Kremlin nunca ha parecido tan fuerte»
- Rusia y Ucrania intercambian ataques con drones en medio de maniobras de paz
- Vance dice que solo Trump puede decidir cuándo reunir a Putin y Zelensky para las negociaciones de paz