
Los impactos de asteroides y las tormentas solares son eventos de baja probabilidad pero de consecuencias significativas, y la Tierra los está tomando en serio. Una red global de telescopios, naves espaciales y planificadores de emergencias trabaja ahora en conjunto para detectar objetos peligrosos, probar formas de desviarlos de su curso y prepararse para los peores escenarios. Misiones recientes han demostrado que la desviación es posible, mientras que nuevos estudios prometen identificar amenazas con mayor anticipación. Al mismo tiempo, los pronosticadores del clima espacial están mejorando las alertas que protegen satélites, redes eléctricas y la aviación. La defensa planetaria ha pasado de la ciencia ficción a ser una política práctica.
La primera línea de defensa es detectar objetos peligrosos temprano. Estudios dedicados como Pan-STARRS en Hawái, el Catalina Sky Survey en Arizona, ATLAS y la misión reactivada NEOWISE escanean el cielo en busca de asteroides y cometas cercanos a la Tierra. El radar planetario, especialmente el Radar del Sistema Solar de Goldstone trabajando con el Telescopio de Green Bank, afina las órbitas y revela tamaños, formas y estados de rotación. El Observatorio Vera C.
Rubin, con su estudio de campo amplio que entrará en funcionamiento a mediados de la década de 2020, y la misión infrarroja NEO Surveyor planeada por la NASA para más adelante esta década, se espera que aumenten las tasas de descubrimiento y reduzcan los puntos ciegos. La mayoría de los objetos de un kilómetro ya están catalogados, pero quedan muchos cuerpos más pequeños, capaces de dañar ciudades, por descubrir. Demostrar que podemos cambiar la trayectoria de un asteroide fue un punto de inflexión. En 2022, la nave espacial DART de la NASA impactó intencionalmente en Dimorphos, acortando su período orbital en 33 minutos y validando la técnica del impacto cinético.
La misión Hera de la ESA está destinada a convertir ese experimento en un manual bien calibrado al estudiar detalladamente el sitio de impacto y el sistema binario, con llegada prevista para 2026. Los ingenieros también están estudiando conceptos de empuje lento como tractores gravitacionales y, para escenarios de último recurso que involucren objetos muy grandes, opciones nucleares bajo marcos legales y políticos internacionales. La herramienta adecuada depende del tiempo de advertencia y las propiedades del objetivo, por lo que la caracterización es tan importante como la detección. La preparación está cada vez más organizada a nivel internacional.
La Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA trabaja con la Red Internacional de Alerta de Asteroides y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales para compartir datos y alinear planes de respuesta bajo marcos respaldados por las Naciones Unidas. Ejercicios regulares de simulación con gestores de emergencias, incluyendo FEMA en Estados Unidos y socios en el extranjero, ponen a prueba los tiempos para evacuaciones, comunicación y toma de decisiones. Herramientas de comunicación de riesgos como las escalas de Torino y Palermo ayudan a transmitir probabilidades cambiantes a medida que las mediciones mejoran. El objetivo es pasar de reacciones improvisadas a respuestas ensayadas y basadas en la ciencia.
Las amenazas cósmicas no se limitan a las rocas. Los peligros del clima espacial, como las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal, pueden interrumpir satélites, GPS, aviación y redes eléctricas, por lo que las agencias monitorean el Sol las 24 horas. El Centro de Predicción del Clima Espacial de NOAA y los servicios de clima espacial de la ESA emiten alertas y advertencias basadas en información de naves espaciales como SOHO, STEREO, DSCOVR, Parker Solar Probe y Solar Orbiter. Los operadores pueden poner satélites en modo seguro, desviar vuelos polares y ajustar operaciones de red para resistir tormentas severas.
Los cometas de largo período, rápidos y a menudo descubiertos tarde, siguen siendo un desafío especial, por lo que los estudios de campo amplio y el seguimiento rápido son cruciales. Construir resiliencia en la Tierra complementa los esfuerzos de búsqueda y desvío en el espacio.