
La saga comenzó cuando un agricultor local, Elmer Maddox, notó un extraño cambio en sus cultivos. Los campos de trigo, que normalmente lucían dorados, comenzaron a brillar con un tono azul de otro mundo. Alarmado, Maddox llevó sus preocupaciones al consejo municipal. El consejo lo desestimó como un juego de luces hasta que otros vecinos empezaron a informar fenómenos similares.
A continuación, surgieron informes sobre anomalías en el comportamiento humano. Los habitantes del pueblo comenzaron a mostrar una obediencia y uniformidad dignas de robots. Todo el pueblo se estaba transformando en un enjambre de drones. Luego, la revelación vino de una fuente inesperada.
Una exempleada descontenta del magnate tecnológico, Doris Kinsley, filtró una serie de documentos confidenciales que detallaban un plan siniestro. Con el nombre en código 'Operación Baile de Lluvia', consistía en rociar productos químicos sobre Hillsboro, convirtiendo a sus habitantes en drones dóciles. Estos documentos, que ahora se han vuelto virales, muestran planos de drones especialmente equipados rociando una sustancia misteriosa sobre el pueblo. La sustancia contenía nanopartículas diseñadas para alterar las funciones cerebrales, específicamente la obediencia y la conformidad, según las anotaciones.
En medio de la creciente paranoia, el alcalde de Hillsboro, George Tillman, ha desaparecido, dejando al pueblo sumido en el caos. Los rumores apuntan a que Tillman huyó tras recibir una advertencia inquietante del propio magnate. La historia dio un giro inesperado cuando un adolescente local, Benji Tucker, subió un video de un drone en acción. El drone, con forma de un mosquito gigante, roció una fina neblina sobre el pueblo mientras los residentes dormían.
A medida que se desarrolla esta crisis, el mundo observa con la respiración contenida. ¿Es Hillsboro el primero de una serie de pueblos que serán sometidos a un lavado de cerebro? ¿Es esto obra de un multimillonario descontrolado o hay una conspiración más amplia en marcha? Nuestra investigación continúa.
A medida que profundizamos en este desconcertante caso, solo podemos preguntarnos: ¿estamos al borde de un nuevo orden mundial? ¿O es solo el delirio de un loco con demasiado dinero y tiempo libre? El tiempo, como dicen, lo dirá.