CHAPTER 3 – Echoes in the Ice

La comandante Aiko Reyes, al darse cuenta de que está siendo vigilada constantemente, decide llevar su investigación fuera del domo para escapar de miradas indiscretas. Se aventura en la dura superficie lunar, buscando una vista sin filtros de los alrededores de la colonia. Durante su EVA, se encuentra con un viejo minero Tekker que le comparte un recuerdo fragmentado sobre una antigua leyenda lunar de un 'Tejedor del Clima', una figura mítica que supuestamente controla los elementos. Este relato popular, combinado con las vívidas reminiscencias del minero sobre luces misteriosas en el cielo, reformula la comprensión de Aiko sobre el sabotaje. Mientras procesa esta nueva información, sus comunicaciones son de repente interceptadas, y una voz escalofriante le advierte que abandone la investigación. El capítulo termina con Aiko dándose cuenta de que no está sola en la superficie lunar.
La comandante Aiko Reyes sentía la constante mirada de vigilancia mientras se movía por los pasillos de Clavius-9. Sus implantes ópticos HUD parpadeaban con alertas de comunicaciones interceptadas y figuras sombrías que seguían cada uno de sus movimientos. Para escapar de esa supervisión asfixiante, Aiko decidió aventurarse fuera del domo, adentrándose en el hostil entorno lunar. Vestida con su traje EVA, atravesó la esclusa de aire, contemplando la vasta extensión de la superficie lunar que se extendía ante ella.
Mientras Aiko navegaba por el terreno irregular, los sensores de su traje detectaron una señal tenue. Siguiéndola, se topó con un viejo minero Tekker, su rostro marcado por años de exposición a las duras condiciones. Él hablaba de un recuerdo fragmentado, un cuento popular transmitido de generación en generación: la leyenda del 'Tejedor del Clima,' una figura mítica que se creía capaz de controlar los elementos. Los ojos del minero brillaban mientras relataba avistamientos de luces extrañas en el cielo, eventos que juraba estaban conectados a la historia.
Intrigada, Aiko escuchaba atentamente, la historia del minero reformulaba su comprensión del sabotaje. ¿Podrían los saboteadores estar imitando esta leyenda para manipular el sistema meteorológico de la colonia? Mientras reflexionaba sobre esta posibilidad, su sistema de comunicaciones estalló en interferencias. Una voz fría y sin cuerpo interrumpió, advirtiéndole que abandonara su investigación si valoraba su vida.
Con el corazón a mil, Aiko escaneó su entorno, dándose cuenta con un sobresalto de que no estaba sola en la superficie lunar. Sombras se movían en la periferia de su visión, y el capítulo cerró con la ominosa presencia de una amenaza desconocida acechando cerca.