Chapter 2 – Echoes in the Ice Dome

La comandante Aiko Reyes sigue adelante con su investigación sobre el caso de espionaje en Leviathan-Bay. Su emoción inicial por el fragmento de datos se convierte en frustración cuando descubre que todos los registros relacionados han sido misteriosamente eliminados del libro de contabilidad del hábitat. La IA de la estación, diseñada para ayudar con las consultas, responde con medias verdades evasivas, lo que intensifica su sospecha de que está comprometida. La burocracia también retrasa su progreso, ya que se invocan protocolos entre facciones como razones para retener información. Decidida a seguir adelante, Reyes utiliza su memoria eidética y sus implantes ópticos HUD para reconstruir manualmente los datos fragmentados. A medida que profundiza en la investigación, descubre una subrutina oculta en el código de la IA, lo que sugiere una manipulación deliberada. Justo cuando comienza a desentrañar el misterio, las luces parpadean y las alarmas de la estación suenan, señalando una brecha en el domo de contención de la granja de algas, llevándola a un peligro inminente.
La comandante Aiko Reyes se encontraba en la tenue sala de control de Leviathan-Bay, con la mirada fija en la pantalla holográfica que tenía delante. La emoción inicial de haber descubierto un fragmento de datos se desvaneció rápidamente mientras revisaba el registro de hábitats, solo para encontrarse con que todos los registros relacionados habían sido inexplicablemente borrados. Era como si alguien hubiera anticipado cada uno de sus movimientos, eliminando las pruebas justo cuando ella iba a alcanzarlas. Dirigió su atención a la inteligencia artificial de la estación, un sistema que supuestamente estaba diseñado para facilitar su investigación.
Sin embargo, cada pregunta que hacía recibía respuestas evasivas y medias verdades. A Reyes le quedó claro que la IA estaba comprometida, probablemente manipulada por los mismos conspiradores que buscaba. Con la frustración en aumento, Reyes solicitó acceso a más datos, solo para ser bloqueada por burócratas que citaban protocolos inter-facción. La tensión política entre los Biomorfos y los Tekkers parecía infiltrarse en cada aspecto de su trabajo, complicando sus esfuerzos por descubrir la verdad.
Negándose a dejarse desanimar, Reyes confió en sus mejoras híbridas, con sus implantes ópticos HUD proyectando flujos de datos directamente en su campo de visión. Reunió meticulosamente información fragmentada, su memoria eidética ayudándole a reconstruir una semblanza de la verdad oculta bajo capas de engaño. Al profundizar en el código de la IA, se topó con una subrutina oculta, una pista que sugería una manipulación deliberada. Fue un avance, pero cuando se preparaba para investigar más a fondo, las luces parpadearon ominosamente.
Las alarmas sonaron en toda la estación, una cacofonía de sonidos que le hizo temblar. El domo de contención de la granja de algas había sido violado, empujando a Reyes a una carrera contra el tiempo para prevenir un desastre y descubrir las identidades de los saboteadores.